En este mes en SENES dentro de la campaña #sinEdadismo365, continuamos con ejemplos de buenas prácticas contra el edadismo, en este caso en el ámbito del las mujeres mayores, las Lideresas.
El pasado 8 de Marzo fue el Día Internacional de la Mujer. Esta fecha conmemora la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre.
Compartimos una experiencia para romper la invisibilización de las realidades de las mujeres mayores, sensibilizar acerca de sus necesidades y combatir el edadismo.
Hablamos de las Lideresas de Villaverde, grupo de mujeres activistas mayores de 65 del distrito de Villaverde.
Llevan casi una década de andadura conjunta, aprendiendo, sensibilizando y participando, tanto en el distrito como en otros espacios de la geografía nacional. Han colaborado en iniciativas de sensibilización contra la xenofobia y el racismo , de concienciación medioambiental , en exposiciones para visibilizar a las mujeres mayores y denunciar la desigualdad , en campañas contra la no aceptación social del envejecimiento … y se podrían nombrar muchas más iniciativas en las que han participado.
Problemáticas de las mujeres mayores
Nos han hecho una radiografía de algunas problemáticas que viven hoy día las mujeres mayores y qué límites han ido encontrando en el activismo cotidiano que desarrollan.
A las mujeres se nos sigue considerando el eje de la familia. Tú tienes que estar ahí presente, tienes que ser tú la que guíe, la que une la familia, este es el rol que se nos ha impuesto. De hecho, en una familia cuando fallece la madre las relaciones dentro de la familia tienden a distanciarse, mientras que si la madre está viva las relaciones internas se mantienen. Es otra de las responsabilidades que se nos impone por rol.
El cuidado absorbe todo el tiempo y la energía de las mujeres a lo largo de toda su vida, incluida la vejez. Primero hemos tenido que cuidar de niños, luego de mayores y, ya de mayores, cuidamos de otros mayores.
Participación
En otro sentido, a las mujeres de nuestra generación nos han educado en no participar. El mandato de género machaca la autoestima. Hemos tenido que pedir permiso para todo y tenemos el mismo derecho que cualquier otra persona a estar a ser y a exigir. Aún muchas mujeres de nuestra generación, y también de otras, no ha aprendido esto. Los miedos nos retraen, miedos ocultos para avanzar, avanzar más allá de lo acostumbrado, de la rutina. Hoy día queremos invitar a otras mujeres a que formen parte de este espacio y no conseguimos grandes avances. Hemos reflexionado acerca de ello, nos hemos apoyado en otros barrios y espacios públicos y no lo hemos conseguido.
Por ejemplo, en mi pueblo he promovido charlas de feminismo, actos, lecturas de libros, etc. y hablar de feminismo allí era “como un pecado mortal”, por tanto, he aprovechado las circunstancias de fechas señaladas como 8M o 25N para introducir estos temas. He intentado apoyarme en espacios institucionales para impulsar esto y me han planteado que como soy una persona sola no podían ayudarme. Al final hace falta apoyo real de administraciones o instituciones, ya que continúa la presión social, el miedo al “qué dirán” sigue existiendo y está plenamente vigente.
También está la presión económica. Imagina un grupo de mujeres que se constituye en asociación y opta a recursos económicos públicos, de esta manera este grupo queda supeditado a la administración. La estrategia es formar parte de los espacios de participación sin tener que ser asociación, ni depender económicamente de ellos. Hemos hablado mucho de ello entre nosotras, esto también es generosidad.
El edadismo
Si hablamos de edadismo, ellas ponen la atención en varios elementos y sus puntos de vista:
En cuanto al edadismo hay que ir de cabeza a por el lenguaje discriminatorio.
Esta moda de los jóvenes que se hacen vídeos con sus abuelas o madres, que no abuelos, que las utilizan para los tik toks graciosos o hablar de las personas mayores como sector, cuando somos mujeres y hombres con derechos y obligaciones como el resto, son cosas que no sientan bien, esto sí es prioritario.
Observamos que la tónica general es que algunas personas mayores quieren rutinas, personas mayores que esperan que se les “lleve de la mano”, tener un pequeño grupo de personas conocidas, viajar, diversiones, etc. Puedes estar en un proyecto (como Las Lideresas) con compromiso y disfrutando de ello, sin que absorba todo tu tiempo. Tenemos un dicho al respecto de implicarse:
“Más polvo en los muebles y menos en el cerebro”
En otro sentido, había un modelo de residencias de gestión cooperativista en el pasado que funcionaba fantásticamente y ese es el modelo de cuidado adecuado, no el modelo de gestión de negocio de grandes empresas de capital que existe hoy día.
Lo ideal sería que la residencia tuviera parte de la gestión y decisiones llevada por las personas residentes. También hay modelos como el cohousing, por ejemplo, si recordamos la serie “Las chicas de oro”, en ella las mujeres eran libres y se cuidaban entre ellas. Al final, el fondo de la cuestión es tu capacidad económica para poder decidir cómo quieres vivir. Esto no puede ser así. Por eso hay que participar en todos los espacios posibles:
Para combatir el edadismo hay que participar en la sociedad
Dejamos el enlace a su programa semanal de radio “Con Mayor Voz”, en el que se pueden ampliar informaciones y escuchar los programas en formato podcast: