Como colofón para este año #sinEdadismo365, nos hemos propuesto abordar un tema importante: la interculturalidad.
¿Qué significa interculturalidad?
La interculturalidad son las relaciones entre culturas basadas en el diálogo desde el reconocimiento mutuo de sus respectivos valores y formas de vida. Por supuesto no se trata de asimilarlas y restarles identidad, sino reforzarlas y enriquecerlas mutuamente.
Desde SENES este mes hemos trabajado conjuntamente con el proyecto Salamanca Acoge y el Espacio de Igualdad Elena Arnedo en un grupo muy especial que une Mujeres Mayores Migrantes.
Tres palabras con gran significado, donde con su grupo “Tejiendo Historias”, ellas han trabajado desde el arte sus emociones y sus procesos migratorios (dentro del país o fuera) como un viaje donde se ha entretejido la historia de sus vidas en una sola.
¡Esperamos continuar viajando y viviendo la experiencia el próximo 2023!
¿Raza o etnia?
Quizá desconocemos la importancia de los conceptos y de lo que ello significa no solo por nuestras expresiones y lo que sabemos de ellas sino por lo que las personas escuchan y sienten al escucharlas.
La raza son las diferencias físicas, como el color de la piel u otros atributos sociales y biológicos que los grupos y las culturas consideran significativos. La etnia, las características culturales compartidas, como la lengua, la ascendencia, las prácticas y las creencias.
Este 18 de diciembre, se celebra el día internacional del migrante. Queremos aportar nuestro apoyo a la situación que viven actualmente 281 M de personas. el 3,6% de la población mundial.
Para ello, hemos contado con el apoyo y colaboración de una experta en el campo como es Sara Muñoz Henríquez, ella nos ha acompañado en el proceso de conocer y aprender y le estamos muy agradecidas por la claridad y calidad de su exposición.
¿Qué nos dicen las y los profesionales expertos/as en el campo sobre edadismo?
Desde el origen de la humanidad los movimientos migratorios han acompañado al ser humano y aunque, en la actualidad, los motivos que llevan a las personas a emigrar son muy heterogéneos, la búsqueda de las necesidades más básicas es la principal motivación hacia la movilidad.
Cada 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional de la Persona Migrante para dar visibilidad a los retos y a las dificultades que tiene que enfrentar toda persona que decide partir de su lugar de origen, así como para recordar que ha sido la migración el principal motor de la creación de las civilizaciones.
Es importante saber que la migración es un proceso que tiene un lugar de partida y un lugar de llegada y que son todas las partes implicadas, población migrante y población acogedora, de quienes depende la existencia de una verdadera convivencia intercultural.
Sabías que…
Existen pocos datos sobre la población migrante mayor.
La escasez de estos datos no es otra cosa que la falta de interés por definir, visibilizar y, por ende, atender las necesidades específicas que pueda tener la población mayor migrante. Esto es un problema porque, si no podemos definir una realidad, esa realidad no existe a ojos de las administraciones, entidades y ONG(s), públicas o privadas, que podrían dar una respuesta profesional y especializada a la población migrante mayor que, no es una sorpresa, sí que existe.
En general, los discursos que se generan en torno a la migración en la palestra informativa, redes sociales o conversaciones cotidianas se encuentran faltos de rigurosidad estadística y es fácil que los estereotipos y los prejuicios se adueñen de nuestra opinión y nos alejen de la realidad que se vive en nuestra comunidad. Por eso, en 2017 el Centro de Análisis de Datos sobre la Migración Mundial (GMDAC) de la Organización Internacional para las Migraciones creó el “Portal de Datos sobre la Inmigración” para ofrecer mejores datos y análisis sobre la migración internacional.
Es en este portal, donde se incide en la necesidad de desglosar las edades en las estadísticas migratorias para poder obtener más datos de las personas migrantes mayores: Las personas de edad y la migración | Portal de Datos sobre Migración (migrationdataportal.org)
¿Qué estereotipo edadista afecta en tu campo?
Personas dependientes e improductivas para la sociedad, son los principales estereotipos, convertidos en prejuicios, hacia las personas mayores migrantes.
El proyecto migratorio de una persona mayor cuenta con más dificultades ya que los procesos existentes para emigrar de forma regular están directamente asociadas al empleo o a la dependencia económica de un familiar.
Improductividad: Si la persona mayor migrante no se puede monetizar, pierde utilidad.
La legislación en extranjería de España establece los mecanismos a través de los cuales una persona puede residir y trabajar en España. Salvo en contadas excepciones, este permiso de residencia está asociado a tener un empleo. Este es uno de los motivos por el que, habitualmente, en el imaginario colectivo una persona migrante es una persona que “viene a trabajar” y, por lo tanto, económicamente productiva para el país de acogida. Uno de los principales estereotipos que sufren las personas mayores migrantes es el de ser percibidas como una persona no productiva, una persona que no “aporta” económicamente al país de acogida y por lo tanto con menos derecho a residir y formar parte de la comunidad. Este tipo de estereotipo y discriminación que también sufren las personas mayores autóctonas se ve incrementado al ser una situación sostenida por una estructura que efectivamente relaciona la migración con la productividad.
Dependencia: Derechos dependientes de terceros.
Otro estereotipo que sufren las personas mayores es el de ser percibidas como personas dependientes, que no pueden realizar acciones cotidianas sin la supervisión de alguien con, supuestamente, mejores capacidades. Pues bien, en este caso, existe también una dependencia real de esas terceras personas, ya que, otra forma de emigrar en situación administrativa regular es la de depender económicamente de un familiar de primer grado, hablando de personas mayores, nos referimos a depender económicamente de hijos o hijas. De nuevo, la propia estructura posiciona a la persona migrante mayor en una desigualdad de poderes dentro del propio núcleo familiar y es sabido que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” que hijos e hijas a veces no asumen.
Con respecto a la migración en una situación administrativa irregular, las dificultades son aún mayores, ya que el camino hacia la regularización pasa por tres años “sin papeles” (y por lo tanto a la restricción de ciertos derechos) y un empleo.
¿Cómo afecta a las personas mayores?
Hablemos de interseccionalidad. Para poder valorar cómo afecta una situación a una persona no solo podemos tener en cuenta un factor, ya que, en ocasiones son varias las desigualdades que la atraviesan. En este caso, estos estereotipos que operan sobre la población mayor son compartidos, pero, además, las personas mayores migrantes se encuentran en un entorno nuevo, con menor red social y familiar y con un proyecto migratorio cuyo buen pronóstico depende, en gran medida, de factores difícilmente alcanzables como el empleo o la independencia económica.
Estos estereotipos derivan en situaciones muy tangibles de vulnerabilidad real que alimentan y favorecen a la proliferación de situaciones de desprotección. Por ejemplo, resulta habitual que haya población mayor migrante (y mujer) trabajando en sectores que todavía tienen una cuenta pendiente con la contratación regularizada como el trabajo en el hogar y de los cuidados (mayores cuidando a mayores como ejercicio laboral).
Por otro lado, el hecho de depender, no solo económicamente, si no en todos los ámbitos de su vida (sanitario, alimentación, ocio, vivienda, etc.) de sus descendientes, tiene un impacto en la autoimagen, en el sentimiento de autonomía y de valía que la propia persona tiene sobre sí misma. Su capacidad de decisión sobre su propia vida, qué comer, qué vestir, su propia organización del tiempo, pueden estar condicionados por las presiones de los familiares de los que depende. Esta situación, en su versión más extrema, puede dejar a las personas mayores migrantes en una situación de desprotección sobre la que tiene muy poco margen de actuación y mucho que perder.
¿Cuál es una posible actitud o manera de superarlo?
Estos estereotipos invisibilizan a menudo un principio básico de los Derechos Humanos: “Los derechos no deben de depender de las características concretas de la persona”.
Deberíamos de preguntarnos cuánto cuesta el capital humano, cuánto aporta una persona a la sociedad en cada una de sus interacciones con la comunidad y sobre todo si los derechos básicos tienen que estar asociados al cómputo de lo que la sociedad entiende por “valía” (la respuesta es no).
También, estaría bien reflexionar si una persona mayor, que ha dejado su país de origen, sus costumbres, hábitos, su lengua materna, sus paisajes y, en definitiva, su vida, ¿es una persona dependiente? (la respuesta vuelve a ser no).
Recuerda…
Si quieres conocer alternativas o recursos que puedan brindar algún apoyo a tu situación actual, puedes acudir al Centro de Servicios Sociales Guindalera para que puedan ayudarte a valorar la situación.
No obstante, dispones de otros recursos como los que puedes encontrar en la Guía de Activos de Senes
Y si tienes interés en la interculturalidad y estás interesado/a en conocer los recursos para mayores que estén en consonancia con ello, puedes escribirnos un WhatsApp al 671600977 o bien un correo electrónico a [email protected] y te informaremos.