Este mes queremos visibilizar nuestro compromiso con la eliminación de la violencia a las mujeres en todas las etapas de su vida

Para poder entender la violencia, debemos tener en cuenta los distintos contextos de desarrollo de la persona a nivel político, social y cultural. No debemos desconectar a la mujer de su entorno. Por esta razón, es necesario entender la violencia como un fenómeno interaccional y no individual.

En relación a la salud mental de las mujeres que sufren violencia, podemos estas vivencias generan un gran malestar a nivel psicológico, emocional y social.
Cuando observamos que, en muchas ocasiones hay dificultades para salir de esa situación dañina, existe una tendencia social a tratar a las mujeres desde un enfoque neurótico producido por vivir una situación critica de maltrato y en la que se considera que han perdido las capacidades necesarias para seguir adelante. (Rodríguez A., 2003).

Tanto los profesionales implicados como la sociedad, debemos apostar por recuperar la capacidad de acción y crecimiento, reforzando los logros, con el objetivo de ofrecer la posibilidad de buscar unos ambientes en los que la violencia no sea una forma de respuesta o interacción.
Tengamos en cuenta, que en las mujeres que sufren violencia, está en juego su historia e identidad, afectando a su salud mental. Si las cuestionamos, las estamos cuestionando también a ellas (Rodríguez A., 2003).

 

Continuemos trabajando por la erradicación de la violencia y por dar poder a las mujeres, atendiendo a su bienestar psicológico, emocional y social.