El proyecto vital como brújula para una vida con sentido
En una sociedad que envejece rápidamente y en la que los avances tecnológicos y los cambios sociales nos empujan a vivir de forma acelerada, resulta urgente recuperar espacios de reflexión sobre lo que verdaderamente da sentido a nuestras vidas. El proyecto vital se presenta como una herramienta fundamental para mantener nuestra dirección personal, emocional y social, especialmente en momentos de cambio o vulnerabilidad.
Para las personas mayores de 65 años, este concepto no solo sigue siendo válido, sino que se vuelve esencial. Tener un proyecto vital significa contar con un horizonte, con metas personales, con deseos y con un relato que sostenga nuestras decisiones cotidianas.
Trabajar en la construcción y el fortalecimiento del proyecto vital también tiene un impacto directo en la salud mental. Con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se conmemora cada 10 de septiembre, conviene recordar que dotar de sentido y propósito la vida de las personas mayores puede actuar como un factor protector frente al suicidio. Las intervenciones que fomentan el propósito vital y la conexión con los demás reducen significativamente los sentimientos de desesperanza, aislamiento o inutilidad, que son algunos de los principales factores de riesgo en la conducta suicida.
En Proyecto SENES, apostamos por una visión del envejecimiento basada en el respeto, la participación y la inclusión. Creemos que todas las personas, sin importar su edad o nivel de autonomía, tienen derecho a seguir decidiendo sobre su vida. En este sentido, te recomendamos seguir leyendo y echar un vistazo a nuestro artículo «Autonomía personal: más allá del envejecimiento», donde abordamos la importancia de seguir ejerciendo la capacidad de decidir a lo largo de toda la vida.
Qué es el proyecto vital y por qué es importante en la vejez
El proyecto vital es el conjunto de sueños, valores, metas y actividades que le dan sentido a nuestra existencia. No se trata de tener grandes planes o ambiciones, sino de saber cuáles son las cosas que nos motivan, nos conectan con nosotras mismas y con las demás personas, y nos ayudan a proyectarnos hacia el futuro.
Durante la etapa de la vejez, este proyecto puede cambiar de forma, pero no pierde su importancia. A menudo, se cree que al dejar de trabajar o al cambiar de roles familiares, las personas mayores ya no tienen un propósito claro. Pero esto no es cierto: el sentido vital puede renovarse, redescubrirse o reinventarse en cualquier momento.
Fundamentos teóricos que lo sostienen
La Teoría de la Continuidad de Robert Atchley (1989) explica que las personas mayores tienden a mantener patrones estables de pensamiento, actividad y relación a lo largo del tiempo. Esta continuidad favorece el bienestar, especialmente cuando está alineada con sus propios valores.
Por su parte, estudios como el de Hill y Turiano (2014), publicado en Psychological Science, muestran que tener un propósito vital está vinculado a una mayor longevidad, mejor salud mental y mayor satisfacción personal.
En la práctica, esto se traduce en que las personas que tienen un proyecto vital claro están más motivadas para participar en actividades significativas, se cuidan más, mantienen relaciones sociales más estrechas y se adaptan mejor a los cambios asociados al envejecimiento.
Beneficios emocionales del proyecto vital
Tener un proyecto vital no solo aporta estructura y dirección, sino que también actúa como un recurso emocional frente a los desafíos de la vida. Estos son algunos de sus principales beneficios:
- Refuerza la autoestima y la identidad
El proyecto vital permite que la persona se reconozca como protagonista de su historia. Ayuda a recordar que no somos solo lo que hacemos, sino también lo que deseamos, lo que valoramos y lo que hemos construido.
- Mejora la resiliencia
Contar con metas personales ayuda a afrontar mejor las situaciones de pérdida, enfermedad o cambios drásticos. El proyecto vital funciona como un ancla emocional que ofrece sentido incluso en tiempos difíciles.
- Disminuye el riesgo de aislamiento y depresión
Cuando sabemos qué queremos y sentimos que nuestras decisiones importan, nos relacionamos de forma más saludable con nuestro entorno. El proyecto vital promueve la conexión social y reduce el sentimiento de soledad.
- Fomenta la participación activa
Tener objetivos personales, aunque sean pequeños, estimula la acción. Nos impulsa a seguir aprendiendo, compartiendo, cuidando y decidiendo.
«Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.» – Viktor Frankl
Según un artículo de La Razón publicado en enero de 2025, el 40 % de las personas que se suicidan en España tienen más de 60 años, y cada año un número significativo de fallecimientos por esta causa se produce entre mayores de 60 años: en 2022 fueron 1.638 personas mayores, en 2023 descendió ligeramente a 1.294. Uno de los factores identificados como potenciadores del riesgo es la falta de un proyecto vital claro, junto a la soledad, la depresión y la percepción común —edadista— de que ciertos síntomas son “naturales” en la vejez.
Cómo construir tu proyecto vital
- Parar y observar
El primer paso es detenernos y preguntarnos qué queremos, qué nos mueve, qué nos importa. A menudo vivimos tan de prisa que olvidamos conectar con nuestras motivaciones profundas.
- Identificar nuestras fortalezas
¿Qué se me da bien? ¿Qué disfruto haciendo? ¿Qué aporto a las demás personas? Estas preguntas ayudan a descubrir o redescubrir talentos que pueden guiar nuestro camino.
- Reconocer nuestros valores
Nuestros valores son las creencias que nos orientan. Pueden ser la justicia, el amor, la espiritualidad, la creatividad, el aprendizaje, la comunidad… Identificarlos nos ayuda a tomar decisiones coherentes.
- Definir un propósito
No hace falta tener un gran sueño. Basta con tener un motivo. Por ejemplo: «Acompañar a otras personas desde mi experiencia» o «Disfrutar de la naturaleza cada día».
- Traducirlo en acciones concretas
El proyecto vital no debe quedarse en lo abstracto. Hay que transformarlo en pequeñas acciones posibles: inscribirse en un taller, cuidar una planta, escribir un diario, llamar a una amiga, participar en una asociación…
Una herramienta para guiar este proceso: los niveles lógicos
Inspirado en la Programación Neurolingüística, este modelo ayuda a comprender las distintas capas de nuestro desarrollo personal:
- Entorno: dónde estoy, con quién vivo.
- Comportamiento: qué hago.
- Habilidades: qué sé hacer.
- Creencias y valores: por qué lo hago.
- Identidad: quién soy.
- Espiritualidad: cuál es mi sentido de trascendencia.
Explorar estos niveles facilita que nuestro proyecto vital esté alineado con nuestras emociones, capacidades y contexto.
Autonomía personal: el derecho a decidir sobre mi vida
La autonomía personal es la capacidad de decidir cómo queremos vivir, qué tipo de vida deseamos llevar y qué acciones nos acercan a nuestro bienestar. Este derecho no desaparece con la edad ni con la dependencia. Por el contrario, es precisamente en los momentos de vulnerabilidad cuando más necesitamos que se respete nuestra capacidad de elección.
Una historia posible
Imaginemos a Rosa, una mujer de 84 años que vive sola. Desde hace un tiempo, sus hijos insisten en que se mude a una residencia. Ella, sin embargo, desea seguir en su casa, cerca de su vecina de toda la vida, del parque al que va cada mañana y de su pequeña biblioteca. Rosa no está negando la ayuda, simplemente quiere que su opinión sea escuchada y tenida en cuenta.
El derecho a elegir con apoyos
Ejercer la autonomía no significa hacerlo todo sola. A veces necesitamos apoyos: tecnológicos, familiares, comunitarios. Pero estos apoyos deben servir para facilitar nuestras decisiones, no para sustituirlas.
Es fundamental que profesionales de la intervención social, sanitaria y comunitaria adopten un enfoque respetuoso hacia los derechos de la persona. Esto implica:
- Preguntar antes de decidir.
- Respetar los ritmos y preferencias individuales.
- Acompañar sin imponer.
- Valorar la historia de vida, los deseos y los miedos.
Sin paternalismo
Proteger no significa controlar. Las personas mayores tienen derecho a equivocarse, a cambiar de opinión, a reinventarse. El respeto por la autonomía es el cimiento sobre el que se construye un proyecto vital real y significativo.
«No hay edad para tomar decisiones que nos hagan bien. Solo hay que tener el espacio y el apoyo adecuado para hacerlo.»
Proyecto vital y sentido: más allá del miedo
A veces, dejamos de lado nuestro proyecto vital porque otras personas han trazado un camino por nosotras: la familia, los cuidados, las expectativas laborales. En otras ocasiones, es el miedo el que nos paraliza: miedo a fracasar, a equivocarnos, a que ya sea tarde.
Pero la vida está al otro lado del miedo. Atreverse a soñar, a elegir, a cambiar o a quedarse es también parte del camino. Nuestro proyecto vital no es una hoja de ruta definitiva, sino un cuaderno que se reescribe cada día.
«No envejecemos por cumplir años, sino por dejar de tener sueños.» – Albert Espinosa
Todas las personas, en todas las etapas de la vida, tienen derecho a tener un proyecto vital. Ese proyecto puede ser ambicioso o modesto, individual o colectivo, concreto o simbólico. Lo importante es que sea propio, elegido y sentido.
El proyecto vital…
- mejora la salud emocional y refuerza nuestra identidad.
- puede construirse y reconstruirse en cualquier momento.
- existen herramientas y modelos que nos ayudan a definirlo.
- Nos ayuda a respetar nuestra autonomía.
- La clave está en acompañar, no en sustituir; en escuchar, no en imponer.
Reivindicar el derecho a tener un proyecto vital es una forma de resistir contra el edadismo, esa mirada que limita, infantiliza o invisibiliza a las personas mayores. Porque envejecer con dignidad también es seguir decidiendo.
Tu vida, tus decisiones, tu proyecto. Sin edadismo.
RECUERDA…
Las personas mayores también necesitan tener un proyecto vital y participar de la vida social en igualdad de condiciones que el resto de las y los conciudadanos/as.
Si conoces a alguna persona en esta situación o quieres saber más sobre este tema u otros del post contacta con nosotras mediante llamada o Wasap en el 671 60 09 77 o bien por correo electrónico en [email protected]